Mario Conde empezó a blanquear el botín de su estafa en Banesto desde prisión y en efectivo
Mario Conde comenzó a blanquear el dinero saqueado en Banesto mientras aún estaba en prisión. Según las investigaciones, el exbanquero lavó dinero al menos durante ocho meses que estuvo en la cárcel en 1999 y luego también entre rejas desde 2002 a 2008. En el primer caso lo hizo mediante entregas en efectivo y en el segundo mediante falsas ventas de productos a Suiza y Reino Unido. Según fuentes de la Fiscalía Anticorrupción, el ex presidente de Banesto habría blanqueado desde el año 2000 un total de 13 millones de euros de los 26 millones que se habría apropiado.
La investigación que han llevado a cabo la Fiscalía Anticorrupción y la UCO de la Guardia Civil arroja sólidos indicios de que mientras Conde estaba en prisión las empresas lideradas por sus hijos y/o testaferros ya trabajaban a pleno rendimiento para blanquear el dinero evadido por el patriarca del clan.
La primera vez que Conde ingresó en la cárcel fue en 1994 tras ser acusado de los delitos de apropiación indebida, falsedad documental y estafa de 7.000 millones de pesetas –al cambio actual, unos 42 millones de euros–. Apenas pasó 30 días en prisión preventiva en Alcalá Meco, mientras reunía los 2.000 millones de pesetas –unos 12 millones de euros– de fianza que impuso el juez para excarcelarlo. Cuatro años después, el 26 de febrero de 1998, volvió a entrar en la cárcel para cumplir una pena de cuatro años por el caso Argentia Trust. En agosto de 1999, salió en libertad condicional tras permanecer preso 16 meses.
La Audiencia Nacional condenó a Mario Conde el 31 de marzo de 2000 a 10 años de prisión por apropiación indebida y estafa. El banquero volvió a eludir el ingreso penitenciario tras abonar una fianza de 500 millones de pesetas –tres millones de euros–. En julio de 2002, Conde volvía a entrar en prisión, tras la decisión del Tribunal Supremo de aumentar la condena a 20 años de prisión y a la devolución de los 7.200 millones de pesetas que dejó de agujero en Banesto. Tres años después obtenía el tercer grado penitenciario y en 2008, la libertad condicional.
En todo este entramado de blanqueo han colaborado, según fuentes de la investigación, empresas como Hogar y Cosmética Española y firmas vinculadas como Demerquisa o Barnacla. Algunas de estas firmas rondaban unos ingresos anuales de entre 300.000 y 800.000 euros, mientras que una de ellas llegó a ingresar 2,4 millones en su mejor año. Es decir, el imperio del aloe vera, producto estrella que comercializaban estas firmas de la trama Conde, facturaba más de tres millones de euros al año.
Las sospechas de los investigadores se centraban en que una parte sustancial de la facturación procedía de empresas radicadas en Reino Unido y Suiza supuestamente controladas por una red de testaferros. La arquitectura de un número importante de estas empresas y testaferros ha sido obra de un bufete ubicado en Madrid, pero con proyección en Italia y Reino Unido.
Hacienda no sospechó de los hijos de Conde
Pese a que Mario Conde se habría apropiado de una suma cercana a los 26 millones de euros que nunca devolvió y de la cual no existía rastro, según los investigadores, Hacienda jamás sospechó de la procedencia de los ingresos de las empresas al frente de las cuales estaban Mario y Alejandra Conde Arroyo, hijos del exbanquero. Durante tres lustros, nadie rastreó sus pagos ni la procedencia de sus ingresos. Es más, el negocio que parecía completamente lícito recibió créditos de la banca por valor de más de 1,5 millones, incluido un préstamo del ICO (Instituto de Crédito Oficial).
Mientras la trama de Conde blanqueaba y recibía dinero de la banca, al mismo tiempo mantenía deudas con todos los organismos públicos posibles (Hacienda, Seguridad Social y haciendas locales). A pesar de haber blanqueado 13 millones, en 2014 redujeron un 40% la nómina y jornada laboral de sus ocho empleados.
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